Autor/Autorin: García González Juan A.
Juan A. García González (1959) es catedrático de Filosofía de la Universidad de Málaga, donde ejerce desde 1981.Responsable del grupo de investigación sobre el idealismo alemán y sus consecuencias actuales.Vicepresidente del instituto de estudios filosóficos Leonardo Polo.
La ampliación trascendental sugerida por Polo se enfrenta con Duns Scotto: Como una rectificación de su actitud, que abrió las puertas a la escisión de ser y pensar en el pensamiento moderno. La afirmación escotista de la infinitud divina aleja a Dios de la intelección humana; lo que es una reticencia a abandonar el límite mental, que impide la correcta ampliación de la filosofía. Ya que reemplaza la posible noticia acerca del alcanzamiento de la existencia libre, que permitiría una antropología trascendental, por la afirmación de la voluntad como espontaneidad subjetiva, que conduce a entender al sujeto como ejerciendo un papel fundante de su despliegue en la acción, de modo simétrico a como el ser fundaba los entes y dinamismos en la metafísica clásica. El quid de la cuestión está, entonces, en la idea de infinitud que Scotto atribuye al ser divino: una aporética manera de señalar la limitación del pensamiento humano respecto de la máxima realidad de Dios. Con la idea de infinito, Scotto lleva el pensamiento humano hasta su límite; pero en tales condiciones que es imposible abandonarlo.
Über den Autor
Juan A. García González (1959) es catedrático de Filosofía de la Universidad de Málaga, donde ejerce desde 1981.Responsable del grupo de investigación sobre el idealismo alemán y sus consecuencias actuales.Vicepresidente del instituto de estudios filosóficos Leonardo Polo.
Klappentext
La ampliación trascendental sugerida por Polo se enfrenta con Duns Scotto: Como una rectificación de su actitud, que abrió las puertas a la escisión de ser y pensar en el pensamiento moderno. La afirmación escotista de la infinitud divina aleja a Dios de la intelección humana; lo que es una reticencia a abandonar el límite mental, que impide la correcta ampliación de la filosofía. Ya que reemplaza la posible noticia acerca del alcanzamiento de la existencia libre, que permitiría una antropología trascendental, por la afirmación de la voluntad como espontaneidad subjetiva, que conduce a entender al sujeto como ejerciendo un papel fundante de su despliegue en la acción, de modo simétrico a como el ser fundaba los entes y dinamismos en la metafísica clásica. El quid de la cuestión está, entonces, en la idea de infinitud que Scotto atribuye al ser divino: una aporética manera de señalar la limitación del pensamiento humano respecto de la máxima realidad de Dios. Con la idea de infinito, Scotto lleva el pensamiento humano hasta su límite; pero en tales condiciones que es imposible abandonarlo.
